Comienza una inevitable y dolorosa transición
LLEGA EL NUEVO GOBIERNO

Comienza una inevitable y dolorosa transición

Luego de algunas complicaciones comenzará la transición entre el gobierno del intendente saliente, Luis Acuña y las nuevas autoridades, encabezadas por Juan Zabaleta.

Comienza una inevitable y dolorosa transición

Por Rody Rodríguez // Miercoles 18 de noviembre de 2015 | 08:44

Al día de hoy, Acuña no recibió a Zabaleta, pero sí lo hicieron funcionarios municipales

 

LLEGA EL NUEVO GOBIERNO
Comienza una inevitable y dolorosa transición
Por Rody Rodríguez.
Luego de algunas complicaciones comenzará la transición entre el gobierno del intendente saliente, Luis Acuña y las nuevas autoridades, encabezadas por Juan Zabaleta.
Será una transición dolorosa, porque los que se van se resisten a dejar lo que confundieron como propio y los que vienen se encontrarán con un panorama mucho más complicado del que tal vez pensaron.
La derrota electoral del 25 de octubre generó un fuerte impacto dentro del acuñismo. Los “pases de facturas” se renuevan día a día, aunque los destinatarios son siempre los mismos, se lo apunta principalmente a Luis Acuña, como es lógico por ser el intendente y el candidato, pero los reproches más fuertes se los sigue llevando Verónica Pérez, la secretaria privada del intendente en la que recayó gran parte de la gestión en los últimos tiempos. Incluso en el plenario posterior a las elecciones, una militante, (hija de una recordada dirigente del peronismo local), le dijo a sus compañeros, ante la atónita mirada del alcalde, que “agradecía la derrota a la compañera Verónica Pérez”.
Las críticas se reproducen a lo largo y lo ancho del espectro municipal, y fundamentalmente en el Sindicato de Trabajadores Municipales, que conduce Nito Bertinat, allí todos son insultos para la blonda funcionaria, también hay recuerdos para Bernardo Magistochi, -el jefe de prensa y candidato a concejal-, aunque para él hay mayor piedad en el trato. “La culpa no es del chancho, si no en quien le da de comer”, dicen sobre el joven que tuvo gran parte de la responsabilidad de la campaña.
Con ese clima y con mucha bronca por un tercer lugar que muchos consideran bochornoso, el acuñismo ensayó un atisbo de resistencia al inevitable período de transición. Esa rebeldía le valió a Luis Acuña aparecer como uno de los tres únicos intendentes que “embarraron” el traspaso de un gobierno a otro.
Acuña compartió ese podio lastimoso con su amigo y socio Jesús Cataldo Cariglino de Malvinas Argentinas y con Raúl Alfredo Othacehé, de Merlo. Mientras en otros 13 distritos la transición se realiza como debe ser, "en forma ordenada y con diálogo entre los intendentes electos y salientes”.
Es de público conocimiento el caso de Merlo, donde se produjo una toma de tierras alentada por el actual jefe comunal, para perjudicar al nuevo intendente, Gustavo Menéndez. En el caso de Malvinas, Cariglino le deja a Leo Nardini un municipio minado, con aumentos siderales de sueldos y pase a planta de centenares de empleados, la mayoría “ñoquis.
Lo de Hurlingham no llegó a esa dimensión, pero queda bastante mugre en los rincones. Al día de hoy, Acuña no recibió a Zabaleta, pero sí lo hicieron funcionarios municipales, sobre todo del área económica, con parte del equipo que gobernará desde el próximo 10 de diciembre.
Es cierto que hay unos 400 empleados que fueron efectivizados, que hay pagos que no se están haciendo, que la recolección de residuos está más deficiente que nunca, aunque la empresa Martín y Martín sigue facturando como si hiciera un servicio de excelencia, y los propios empleados denuncian que están faltando electrodomésticos y mercadería de algunas oficinas, pero eso no puede ser atribuible a una decisión de Acuña o de Verónica Pérez, será en todo caso el impulso de algún militante acuñista empleado por el municipio con vocación de ratero. Simples hechos aislados.
Juan Zabaleta sabrá con certezas con qué municipio se encuentra después del 22 de noviembre, cuando ya el clima electoral se aleje y comience la vorágine de las nuevas gestiones. Esté como esté la comuna, -mueble más, mueble menos-, el gobierno de Zabaleta iniciará una fuerte política de infraestructura, comenzando a tapar los más de 40.000 metros cúbicos de pozos, y promete mejorar la recolección de residuos y barrido, que cada vez es peor.
No debería ser la tarea prioritaria en un municipio que cumple 20 años, pero, en los últimos años se hizo poco y nada y ante esta desidia los vecinos respondieron con votos, castigando a Luis Acuña y otorgándole a Juan Zabaleta la responsabilidad de recuperar un municipio que hace dos décadas soñó con ser modelo.

 

Será una transición dolorosa, porque los que se van se resisten a dejar lo que confundieron como propio y los que vienen se encontrarán con un panorama mucho más complicado del que tal vez pensaron.

La derrota electoral del 25 de octubre generó un fuerte impacto dentro del acuñismo. Los “pases de facturas” se renuevan día a día, aunque los destinatarios son siempre los mismos, se lo apunta principalmente a Luis Acuña, como es lógico por ser el intendente y el candidato, pero los reproches más fuertes se los sigue llevando Verónica Pérez, la secretaria privada del intendente en la que recayó gran parte de la gestión en los últimos tiempos. Incluso en el plenario posterior a las elecciones, una militante, (hija de una recordada dirigente del peronismo local), le dijo a sus compañeros, ante la atónita mirada del alcalde, que “agradecía la derrota a la compañera Verónica Pérez”.

Las críticas se reproducen a lo largo y lo ancho del espectro municipal, y fundamentalmente en el Sindicato de Trabajadores Municipales, que conduce Nito Bertinat, allí todos son insultos para la blonda funcionaria, también hay recuerdos para Bernardo Magistochi, -el jefe de prensa y candidato a concejal-, aunque para él hay mayor piedad en el trato. “La culpa no es del chancho, si no en quien le da de comer”, dicen sobre el joven que tuvo gran parte de la responsabilidad de la campaña.

Con ese clima y con mucha bronca por un tercer lugar que muchos consideran bochornoso, el acuñismo ensayó un atisbo de resistencia al inevitable período de transición. Esa rebeldía le valió a Luis Acuña aparecer como uno de los tres únicos intendentes que “embarraron” el traspaso de un gobierno a otro.

Acuña compartió ese podio lastimoso con su amigo y socio Jesús Cataldo Cariglino de Malvinas Argentinas y con Raúl Alfredo Othacehé, de Merlo. Mientras en otros 13 distritos la transición se realiza como debe ser, "en forma ordenada y con diálogo entre los intendentes electos y salientes”.

Es de público conocimiento el caso de Merlo, donde se produjo una toma de tierras alentada por el actual jefe comunal, para perjudicar al nuevo intendente, Gustavo Menéndez. En el caso de Malvinas, Cariglino le deja a Leo Nardini un municipio minado, con aumentos siderales de sueldos y pase a planta de centenares de empleados, la mayoría “ñoquis.

Lo de Hurlingham no llegó a esa dimensión, pero queda bastante mugre en los rincones. Al día de hoy, Acuña no recibió a Zabaleta, pero sí lo hicieron funcionarios municipales, sobre todo del área económica, con parte del equipo que gobernará desde el próximo 10 de diciembre.

Es cierto que hay unos 400 empleados que fueron efectivizados, que hay pagos que no se están haciendo, que la recolección de residuos está más deficiente que nunca, aunque la empresa Martín y Martín sigue facturando como si hiciera un servicio de excelencia, y los propios empleados denuncian que están faltando electrodomésticos y mercadería de algunas oficinas, pero eso no puede ser atribuible a una decisión de Acuña o de Verónica Pérez, será en todo caso el impulso de algún militante acuñista empleado por el municipio con vocación de ratero. Simples hechos aislados.

Juan Zabaleta sabrá con certezas con qué municipio se encuentra después del 22 de noviembre, cuando ya el clima electoral se aleje y comience la vorágine de las nuevas gestiones. Esté como esté la comuna, -mueble más, mueble menos-, el gobierno de Zabaleta iniciará una fuerte política de infraestructura, comenzando a tapar los más de 40.000 metros cúbicos de pozos, y promete mejorar la recolección de residuos y barrido, que cada vez es peor.

No debería ser la tarea prioritaria en un municipio que cumple 20 años, pero, en los últimos años se hizo poco y nada y ante esta desidia los vecinos respondieron con votos, castigando a Luis Acuña y otorgándole a Juan Zabaleta la responsabilidad de recuperar un municipio que hace dos décadas soñó con ser modelo.

 

 

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