El Hospitalito cumple 50 años
ANIVERSARIO

El Hospitalito cumple 50 años

El 4 de julio de 1965, se inauguró el primer pabellón del Hospital San Bernardino. Claudina Azevedo fue una figura esencial en la concreción de esta obra. 50 años después, el hospital y todo el sistema de salud municipal, no tiene el presente que merece la comunidad y que soñaran sus promotores

El Hospitalito cumple 50 años

Por Leandro Rojas // Miercoles 01 de julio de 2015 | 08:17

 

ANIVERSARIO
El Hospitalito cumple 50 años
Por Leandro Rojas.
El 4 de julio de 1965, se inauguró el primer pabellón del Hospital San Bernardino. Claudina Azevedo fue una figura esencial en la concreción de esta obra. 50 años después, el hospital y todo el sistema de salud municipal, no tiene el presente que merece la comunidad y que soñaran sus promotores.
Los orígenes de Hurlingham se nutren de hombres y mujeres que brindaron, desinteresadamente, tiempo y recursos por su pueblo. Se sacrificaron por sueños colectivos, por el bienestar general, sin egoísmos, que enaltecieron un término hoy en desuso: el altruismo.
La historia de Hurlingham tiene en Claudina Hornos de Azevedo, una de esas protagonistas. El hospital San Bernardino de Siena fue posible hace medio siglo gracias a su dedicación, a su nobleza y al ferviente deseo de que su ciudad progrese.
Fue ella la que formó y presidió, merecidamente, la primera Comisión Directiva de la Cooperadora para la creación de un hospital. Esa comisión también estaba integrada por Miguel Di Paolo, Julio Asencio, Francisco Dejean, Horacio Palma, Medardo Gismondi (otro fomentista emblemático), Isabelino Martín, Nelly F. de Cosentino, Francisco Uriburu, entre otros.
Desde el año 1950, funcionaba en el Cosmopolita un Centro Asistencial, pero con el paso de los años y el crecimiento de la ciudad, el Cosmopolita quedó chico, y creció la necesidad de contar con un hospital. En 1961 se creó la Asociación Vecinal Asociación Vecinal Hurlingham de Obras Sociales, (AVHOS). Esta entidad se dedicó con entusiasmo y esfuerzo a organizar espectáculos a beneficio, que contaron con el apoyo vecinos, de muchos empresarios de la zona y así se pudo inaugurar la primera etapa del Hospital San Bernardino, contando con el primer pabellón de consultorios externos y guardia médica, en el predio destinado por la Municipalidad de Morón, ubicado sobre la calle Solís entre Patricios y Bolivar. El gobierno provincial otorgó un subsidio de 350 mil pesos para la iniciación de la obra. La piedra fundamental se colocó en 1962. Posteriormente AVHOS donó el Hospital a la comuna.
La primer Comisión de Médicos que se organizó estaba integrada por reconocidos y queridos profesionales como José Natali, Helio López Rovarella, Susana Orsini, Miguel Lachuk, Goncalvez Borrega, Gustavo Busso y Luisa Bros de Lodeiro Blanco.
El acto de inauguración se realizó el 4 de julio de 1965, como no podía ser de otra manera, una de las oradoras principales del acto, fue Claudina Azevedo. El intendente de Morón era en ese momento, un vecino de Hurlingham, el radical José Nanoia.
En 1966, la tarea de Claudina, tuvo resultados magníficos, como por ejemplo la compra de 4 lotes sobre la calle Gaboto detrás del pabellón de la calle Solís, en $1.200.000, para poder completar en ese predio que atravesaba la manzana, lo que restaba de la construcción proyectada del Hospital, que al ser pequeño, se lo conocía como “el hospitalito”. Con  el tiempo el hospital creció, pero el mote ya se había popularizado de tal manera, que así se lo conoce hasta en la actualidad.
En octubre de 1969, la Municipalidad de Morón, a cargo del intendente de facto, Alberto Romero Oneto, llamó a licitación para la construcción (ampliación) del Hospital San Bernardino, asignado para dicha obra un presupuesto de 40 millones de pesos.
Las últimas décadas del siglo pasado no fueron las más favorables para la salud pública; si los vecinos necesitaban atenderse en el Hospitalito, debía pagar un bono contribución ¡obligatorio!. Recién en 1996, cuando Hurlingham obtuvo su Autonomía, el entonces intendente Juan José Alvarez, decidió que la atención en el Hospital, sea gratuita. Ese mismo gobierno municipal, había priorizado políticas descentralizadas en atención primaria de la salud, que fueron reconocidas internacionalmente, pero la gestión de Luis Acuña, desde 2001, apuntó a que el San Bernardino sea un lugar de internación, específicamente un hospital materno infantil. El 23 de agosto de 2003, un sector del hospital, fue inaugurado como Sala Materna Infantil, bautizada con el nombre de Claudina Hornos de Azevedo. Al acto asistió el entonces gobernador Felipe Solá. Ese mismo año se instaló también un laboratorio de especialidades medicinales. Sin embargo estas iniciativas lejos estuvieron de hacer del hospital un centro de salud eficiente. Dos meses después ya se había radicado una denuncia de familiares de una mujer de 35 años que a punto de dar a luz, murió junto a su bebé.
Las cosas se empeoraron con el tiempo, recientemente el ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, reveló que a contramano de las estadísticas provinciales y nacionales, el índice de mortalidad infantil en Hurlingham ha sido el de mayor crecimiento en la provincia. Paralelamente, se sucedieron las quejas de vecinos por mala práxis, o falta de atención, y no faltaron marchas de protestas de vecinos y quejas ante medios nacionales y locales de comunicación.
Inmerecido modo de conmemorar medio siglo de una obra que fue orgullo de toda una comunidad.
EPIGRAFES
El intendente José Nanoia y Claudina Azevedo en 1965
Habituales reclamos vecinales con carteles frente al hospital.

Los orígenes de Hurlingham se nutren de hombres y mujeres que brindaron, desinteresadamente, tiempo y recursos por su pueblo. Se sacrificaron por sueños colectivos, por el bienestar general, sin egoísmos, que enaltecieron un término hoy en desuso: el altruismo.

La historia de Hurlingham tiene en Claudina Hornos de Azevedo, una de esas protagonistas. El hospital San Bernardino de Siena fue posible hace medio siglo gracias a su dedicación, a su nobleza y al ferviente deseo de que su ciudad progrese.

Fue ella la que formó y presidió, merecidamente, la primera Comisión Directiva de la Cooperadora para la creación de un hospital. Esa comisión también estaba integrada por Miguel Di Paolo, Julio Asencio, Francisco Dejean, Horacio Palma, Medardo Gismondi (otro fomentista emblemático), Isabelino Martín, Nelly F. de Cosentino, Francisco Uriburu, entre otros.

Desde el año 1950, funcionaba en el Cosmopolita un Centro Asistencial, pero con el paso de los años y el crecimiento de la ciudad, el Cosmopolita quedó chico, y creció la necesidad de contar con un hospital. En 1961 se creó la Asociación Vecinal Asociación Vecinal Hurlingham de Obras Sociales, (AVHOS). Esta entidad se dedicó con entusiasmo y esfuerzo a organizar espectáculos a beneficio, que contaron con el apoyo vecinos, de muchos empresarios de la zona y así se pudo inaugurar la primera etapa del Hospital San Bernardino, contando con el primer pabellón de consultorios externos y guardia médica, en el predio destinado por la Municipalidad de Morón, ubicado sobre la calle Solís entre Patricios y Bolivar. El gobierno provincial otorgó un subsidio de 350 mil pesos para la iniciación de la obra. La piedra fundamental se colocó en 1962. Posteriormente AVHOS donó el Hospital a la comuna.

La primer Comisión de Médicos que se organizó estaba integrada por reconocidos y queridos profesionales como José Natali, Helio López Rovarella, Susana Orsini, Miguel Lachuk, Goncalvez Borrega, Gustavo Busso y Luisa Bros de Lodeiro Blanco.

El acto de inauguración se realizó el 4 de julio de 1965, como no podía ser de otra manera, una de las oradoras principales del acto, fue Claudina Azevedo. El intendente de Morón era en ese momento, un vecino de Hurlingham, el radical José Nanoia.

En 1966, la tarea de Claudina, tuvo resultados magníficos, como por ejemplo la compra de 4 lotes sobre la calle Gaboto detrás del pabellón de la calle Solís, en $1.200.000, para poder completar en ese predio que atravesaba la manzana, lo que restaba de la construcción proyectada del Hospital, que al ser pequeño, se lo conocía como “el hospitalito”. Con  el tiempo el hospital creció, pero el mote ya se había popularizado de tal manera, que así se lo conoce hasta en la actualidad.

En octubre de 1969, la Municipalidad de Morón, a cargo del intendente de facto, Alberto Romero Oneto, llamó a licitación para la construcción (ampliación) del Hospital San Bernardino, asignado para dicha obra un presupuesto de 40 millones de pesos.

Las últimas décadas del siglo pasado no fueron las más favorables para la salud pública; si los vecinos necesitaban atenderse en el Hospitalito, debía pagar un bono contribución ¡obligatorio!. Recién en 1996, cuando Hurlingham obtuvo su Autonomía, el entonces intendente Juan José Alvarez, decidió que la atención en el Hospital, sea gratuita. Ese mismo gobierno municipal, había priorizado políticas descentralizadas en atención primaria de la salud, que fueron reconocidas internacionalmente, pero la gestión de Luis Acuña, desde 2001, apuntó a que el San Bernardino sea un lugar de internación, específicamente un hospital materno infantil. El 23 de agosto de 2003, un sector del hospital, fue inaugurado como Sala Materna Infantil, bautizada con el nombre de Claudina Hornos de Azevedo. Al acto asistió el entonces gobernador Felipe Solá. Ese mismo año se instaló también un laboratorio de especialidades medicinales. Sin embargo estas iniciativas lejos estuvieron de hacer del hospital un centro de salud eficiente. Dos meses después ya se había radicado una denuncia de familiares de una mujer de 35 años que a punto de dar a luz, murió junto a su bebé.

Las cosas se empeoraron con el tiempo, recientemente el ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, reveló que a contramano de las estadísticas provinciales y nacionales, el índice de mortalidad infantil en Hurlingham ha sido el de mayor crecimiento en la provincia. Paralelamente, se sucedieron las quejas de vecinos por mala práxis, o falta de atención, y no faltaron marchas de protestas de vecinos y quejas ante medios nacionales y locales de comunicación.

Inmerecido modo de conmemorar medio siglo de una obra que fue orgullo de toda una comunidad.

 

EPIGRAFES

El intendente José Nanoia y Claudina Azevedo en 1965

Habituales reclamos vecinales con carteles frente al hospital.

 

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