Falleció el padre Bero
FUE EL CONFESOR DE BERGOGLIO

Falleció el padre Bero

El sábado 15 de agosto, por la noche, falleció en Hurlingham el padre Berislao Ostojic, conocido por muchos como el Padre Bero, perteneciente al instituto de los Misioneros Franciscanos Croatas y director junto al padre Jordán Ostojic del Instituto Cardenal Stepinac de Hurlingham.

Falleció el padre Bero

Por Redacción El diario // Miercoles 26 de agosto de 2015 | 07:54

Ostojic, conocido como el padre Bero, había nacido en Austria y fue ordenado sacerdote en Módena, Italia, era director del Instituto Cardenal Stepinac y fue confesor del cardenal Jorge Bergoglio

 

FUE EL CONFESOR DE BERGOGLIO
Falleció el padre Bero
El sábado 15 de agosto, por la noche, falleció en Hurlingham el padre Berislao Ostojic, conocido por muchos como el Padre Bero, perteneciente al instituto de los Misioneros Franciscanos Croatas y director junto al padre Jordán Ostojic del Instituto Cardenal Stepinac de Hurlingham.
El sacerdote franciscano, Berislao Ostojic, falleció el pasado 15 de agosto, a los 68 años. Ostojic, conocido como el padre Bero, había nacido en Austria y fue ordenado sacerdote en Módena, Italia, era director del Instituto Cardenal Stepinac y fue confesor del cardenal Jorge Bergoglio durante sus últimos años en la Argentina.
El padre Bero Ostojic luego de haber recibido la unción de los enfermos, la absolución general, la indulgencia plenaria por parte del obispo auxiliar de la diócesis de San Martín en el Hospital San Juan de Dios de Ramos Mejía donde estaba internado, fue trasladado –según su deseo- a su habitación en el Colegio Stepinac.
Mario, uno de sus hermanos relató: “Estos días estábamos al lado de él los siete hermanos que estamos en Argentina, y mis dos hermanos de Croacia nos acompañaron espiritualmente con la Misa de la Liturgia de la Asunción de María al cielo. También mis sobrinos y sobrinas y algunos muy buenos amigos. Debido a su estado, sólo nosotros y el personal sanitario estábamos en su cercanía”.
Mario Ostojic detalló que “Todos estos meses estuvo acompañado día y noche por mi familia, y por algunos buenos amigos, recibió varias veces la unción de los enfermos, comulgó, oró, sufrió mucho”.
El hermano del Padre Bero comentó que “el Papa Francisco, del cual era amigo personal, se interesó por su salud hablando con monseñor Bernardini, que fuera Nuncio en Argentina y hoy lo es en Italia y que era entrañable amigo de mi hermano. Y el Papa hace unos días mandó un correo ofreciendo su cercanía y sus oraciones. También hace unos días, mi hermana Teresa, mi cuñada Mónica y mi sobrina Ivana pudieron hablar con él en Roma, y les dijo que estaba al tanto y oraba por mi hermano”.
Minutos antes de morir, Francisco, otro de sus hermanos, puso en las manos de Bero un cuadro de María Reina de la Paz, y en perfecto croata exclamó: "Madre de Dios, ayúdame". Y luego murió.
Sus restos fueron velados en las instalaciones del Instituto Cardenal Stepinac.
RECUADRO
El Papa, en la visión de su confesor
(AICA) Tiempo atrás, a través de un portal croata, se conoció en Buenos Aires una carta que el sacerdote franciscano envió a su hermano Mario Marcos, nacido en la Argentina pero que actualmente vive en Zagreb, Croacia. En la misiva el sacerdote ofrece una visión particular del papa Francisco.
Entre otras cosas, el padre Bero decía que los medios de comunicación del mundo “cantan loas al nuevo Papa”, sin embargo recomendaba evitar "la telaraña de entusiasmos ingenuos”, ya que “la experiencia nos enseña que, con frecuencia, quienes hoy exaltan, mañana, por razones ideológicas, de buenas a primeras se ubican en la vereda opuesta”.
Fray Berislao Ostojic agregaba: “Basta pensar qué sucederá cuando el Santo Padre reafirme el valor de toda vida humana y pronuncie un claro “no” al aborto, y qué se dirá cuando ratifique el matrimonio entre un varón y una mujer”, y muchas otras cuestiones sensibles. Entonces “muchos entusiastas superficiales cambiarán de vereda, y le harán sentir el peso de la cruz que no se negocia en desmedro de la verdad del Evangelio”.
En otro párrafo se refería a su permanente pedido de rezar por él. En esta sencilla petición, decía el padre Ostojic, “se contiene su concepto de la autoridad, que es servicio, y como tiene los pies sobre la tierra y no vive de ilusiones, sabe muy bien que el tentador no duerme y que los tesoros de gracia se llevan en vasos de barro. Esto es puro realismo humano y espiritual”.
Al plantearse de dónde le viene “la audacia de los gestos, la alegría del servicio”, el fraile franciscano explicaba: “Desde mi percepción personal la cosa me parece clara. La columna vertebral, desde la que se articulan los gestos y las palabras, hay que buscarla y se la reconoce en su actitud orante, en la capacidad de estar frente al Sagrario y abrevar en la intimidad con Cristo las riquezas con las que Jesús llena los corazones que se le abren para que los ilumine y los fortalezca”.
Fray Ostojic relataba que Bergoglio, en la homilía que pronunció en la consagración del obispo de Azul, monseñor Hugo Salaberry, jesuita, al referirse a las dificultades que se presentarían en la vida de obispo, “cuando todo parece oscuro”, lo exhortaba: “Entonces, aprendé a pelarte las rodillas ante el sagrario. Él, Jesús, jamás defrauda”.

El sacerdote franciscano, Berislao Ostojic, falleció el pasado 15 de agosto, a los 68 años. Ostojic, conocido como el padre Bero, había nacido en Austria y fue ordenado sacerdote en Módena, Italia, era director del Instituto Cardenal Stepinac y fue confesor del cardenal Jorge Bergoglio durante sus últimos años en la Argentina.

El padre Bero Ostojic luego de haber recibido la unción de los enfermos, la absolución general, la indulgencia plenaria por parte del obispo auxiliar de la diócesis de San Martín en el Hospital San Juan de Dios de Ramos Mejía donde estaba internado, fue trasladado –según su deseo- a su habitación en el Colegio Stepinac.

Mario, uno de sus hermanos relató: “Estos días estábamos al lado de él los siete hermanos que estamos en Argentina, y mis dos hermanos de Croacia nos acompañaron espiritualmente con la Misa de la Liturgia de la Asunción de María al cielo. También mis sobrinos y sobrinas y algunos muy buenos amigos. Debido a su estado, sólo nosotros y el personal sanitario estábamos en su cercanía”.

Mario Ostojic detalló que “Todos estos meses estuvo acompañado día y noche por mi familia, y por algunos buenos amigos, recibió varias veces la unción de los enfermos, comulgó, oró, sufrió mucho”.

El hermano del Padre Bero comentó que “el Papa Francisco, del cual era amigo personal, se interesó por su salud hablando con monseñor Bernardini, que fuera Nuncio en Argentina y hoy lo es en Italia y que era entrañable amigo de mi hermano. Y el Papa hace unos días mandó un correo ofreciendo su cercanía y sus oraciones. También hace unos días, mi hermana Teresa, mi cuñada Mónica y mi sobrina Ivana pudieron hablar con él en Roma, y les dijo que estaba al tanto y oraba por mi hermano”.

Minutos antes de morir, Francisco, otro de sus hermanos, puso en las manos de Bero un cuadro de María Reina de la Paz, y en perfecto croata exclamó: "Madre de Dios, ayúdame". Y luego murió.

Sus restos fueron velados en las instalaciones del Instituto Cardenal Stepinac.

El Papa, en la visión de su confesor

(AICA) Tiempo atrás, a través de un portal croata, se conoció en Buenos Aires una carta que el sacerdote franciscano envió a su hermano Mario Marcos, nacido en la Argentina pero que actualmente vive en Zagreb, Croacia. En la misiva el sacerdote ofrece una visión particular del papa Francisco.

Entre otras cosas, el padre Bero decía que los medios de comunicación del mundo “cantan loas al nuevo Papa”, sin embargo recomendaba evitar "la telaraña de entusiasmos ingenuos”, ya que “la experiencia nos enseña que, con frecuencia, quienes hoy exaltan, mañana, por razones ideológicas, de buenas a primeras se ubican en la vereda opuesta”.

Fray Berislao Ostojic agregaba: “Basta pensar qué sucederá cuando el Santo Padre reafirme el valor de toda vida humana y pronuncie un claro “no” al aborto, y qué se dirá cuando ratifique el matrimonio entre un varón y una mujer”, y muchas otras cuestiones sensibles. Entonces “muchos entusiastas superficiales cambiarán de vereda, y le harán sentir el peso de la cruz que no se negocia en desmedro de la verdad del Evangelio”.

En otro párrafo se refería a su permanente pedido de rezar por él. En esta sencilla petición, decía el padre Ostojic, “se contiene su concepto de la autoridad, que es servicio, y como tiene los pies sobre la tierra y no vive de ilusiones, sabe muy bien que el tentador no duerme y que los tesoros de gracia se llevan en vasos de barro. Esto es puro realismo humano y espiritual”.

Al plantearse de dónde le viene “la audacia de los gestos, la alegría del servicio”, el fraile franciscano explicaba: “Desde mi percepción personal la cosa me parece clara. La columna vertebral, desde la que se articulan los gestos y las palabras, hay que buscarla y se la reconoce en su actitud orante, en la capacidad de estar frente al Sagrario y abrevar en la intimidad con Cristo las riquezas con las que Jesús llena los corazones que se le abren para que los ilumine y los fortalezca”.

Fray Ostojic relataba que Bergoglio, en la homilía que pronunció en la consagración del obispo de Azul, monseñor Hugo Salaberry, jesuita, al referirse a las dificultades que se presentarían en la vida de obispo, “cuando todo parece oscuro”, lo exhortaba: “Entonces, aprendé a pelarte las rodillas ante el sagrario. Él, Jesús, jamás defrauda”.

 

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