El crimen de la vecina de Castelar Alejandra Polizzi que ayer conmocionó a la sociedad empezó a arrojar datos que estaban ocultos y que dejan al desnudo que algún tipo de intervención por parte del Estado podría haber evitado el trágico final.
Redacción El diario // Viernes 21 de abril de 2017 | 15:17
El crimen de Alejandra Polizzi que ayer conmocionó a Castelar empezó a arrojar datos que estaban ocultos y que dejan al desnudo que algún tipo de intervención por parte del Estado podría haber evitado el trágico final.
Según publicó Primer Plano On Line en base a testimonios de fuentes judiciales y municipales, los vecinos entrevistados a lo largo del día de ayer reconocieron que Gustavo Flores, el asesino, era un hombre “muy celoso y controlador”. Además, la Justicia tomó conocimiento de que la pareja estaba haciendo una terapia de tipo familiar con un profesional a través de una empresa de medicina prepaga. El motivo eran las diferencias que existían entre ellos por esa desconfianza de él hacia ella.
Otro aspecto que se desprende del aberrante crimen es lo que pasó con la actuación policial. La muerte ocurrió aproximadamente a las 3.30 de la madrugada y el primer llamado al 911 desde ese domicilio data de un rato antes. Horas atrás se conoció un estremecedor audio de la víctima pidiendo ayuda al grito de “¡me mata, me mata!”. Sin embargo, las fuerzas de seguridad no actuaron en ese momento. ¿Puede ser que el 911 no tenga la tecnología para identificar una llamada desde dónde se realiza?
Otros vecinos reconocieron también que Alejandra gritó y pidió ayuda.
Según la descripción del médico forense, Alejandra recibió 9 puñaladas en total. La primera fue en la nuca, o sea, por la espalda; la segunda, que es la que le provoca la muerte, fue de frente y le atravesó la carótida; además tiene una lesión en la zona cervical.